martes, 17 de abril de 2012

Panza | Confirmó su gran momento en La Trastienda Club

  El show fue el miércoles 11 de abril
Panza
confirmó su gran momento en La Trastienda Club

Como inicio de este 2012, Panza se presentó el miércoles 11 de abril en La Trastienda Club. La banda eligió un repertorio lleno de canciones para los fans de la primera hora y para los que empezaron a escuchar a la banda a través de su último trabajo triple, “La madre de todos los picantes”. 


fotos: Felipe Gonzalez (http://gnlzfelipe.blogspot.com.ar/ )
Panza sorprendió a propios (los de siempre, entre los que se destacaron algunos que vieron el primer show de la banda, doce años atrás)  y a extraños (los nuevos panceros, que cada vez son más) con un espectáculo que puede resumirse en una simple palabra: rock.  
Fueron dos horas de adrenalina. De una voz -la de Mariana Bianchini- por momentos angelical, y por otros, gutural y diabólica. De una guitarra -en realidad, las cinco guitarras de Sergio Álvarez- inquieta, poderosa, imposible de descifrar. De un bajo -el de Franco Barroso- que volvió a re dimensionar el concepto de base en un grupo. Y de una batería -la de Augusto Urbini- que es el amalgama perfecto para la ferocidad musical de sus compañeros.
Panza
 sigue creciendo. Y va por más.


Panza es un cuarteto de rock integrado por Mariana Bianchini, Sergio Álvarez, Franco Barroso y Augusto Urbini.
Formado a fines de los 90, lleva más casi trece años de trayectoria en los que grabó seis discos, siete videos, participó en tres discos tributo, tocó en Argentina, Uruguay, Paraguay, fue soporte de distintos grupos internacionales y cuenta con el reconocimiento unánime de la crítica especializada.
 Panza es un cuarteto de rock con una formación clásica (voz, guitarra, bajo y batería); que estilísticamente, combina diversos elementos del rock, punk, pop, avant garde y el jazz.

El grupo se caracteriza por el trabajo de sus melodías, llevadas adelante por la poderosa, expresiva y virtuosa voz de Bianchini, quién maneja un amplio abanico de recursos que van desde el susurro al growling pasando por la interpretación rockera más descarnada y la seducción hecha sonido. Bianchini es la autora de la mayoría de las letras, las que se caracterizan por sus imágenes profundas expresadas con palabras sencillas, que versan sobre temas tales como la alienación, los amores nocivos, el abandono y la experiencia de ser mujer en esta sociedad. Esas melodías se desarrollan sobre las bases complejas y ajustadísimas de guitarra, bajo y batería.
En ese contexto es destacable el trabajo tímbrico llevado adelante por Álvarez,  que lo encuentra en una carrera sin fin para evitar lo predecible. Armado con un vasto vocabulario musical y una gran técnica, es capaz de transitar desde suaves climas acústicos a tormentas de distorsión eléctrica, de tranquilas texturas minimalistas a complejas escalas haevy metal, de guitarra conectada directamente al equipo a la manipulación sonora a través de una gran cantidad de efectos.

Barroso es quién, con su gran trabajo, hace de nexo entre la batería, la voz y las excursiones solistas de Álvarez; además de, ocasionalmente, aportar teclados a los shows de la banda.
Urbini aporta la complejidad polirítmica que se desarrolla tanto en los solos como en las estructuras escritas de la banda.
Panza rescata la vieja tradición de la improvisación en vivo.





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